viernes, 19 de abril de 2013

EDAD MEDIA: ¿Época de transición o con protagonismo propio?





El periodo histórico denominado “Edad Media” viene inmediatamente después de la “Edad Antigua” y precede a la llamada “Edad Moderna”. Cuando alguien tiene en mente la Edad Media, automáticamente se sitúa entre los años 1000-1500, sin embargo, es una era que dura cerca de mil años, con lo cual su nacimiento ha de situarse aproximadamente en el año 500. Con exactitud, comienza en el año 476, cuando el último emperador de Roma es sustituido por uno bárbaro llamado Odoacro. En esta fecha se sitúa la caída del Imperio Romano, así como el final de la era Antigua.
Los factores que determinaron el final de la Era Antigua no se deben a la extinción del Imperio Romano. Más bien se debe a un cúmulo de hechos que pedían a gritos una consideración dentro de un nuevo ciclo en la historia. Algunos de ellos, como las invasiones bárbaras, habían estado presionando desde mucho antes, pues los inicios de estás incursiones datan en el siglo IV d.C. Llegaron primero del norte (pueblos germánicos y otros pueblos del norte de Europa) y del oeste (celtas), y más adelante se les sumaron los del este del continente (húngaros y pueblos eslavos). La palabra <<invasión>> tiene implicaciones violentas, pero la realidad es que éstos pueblos no esgrimieron una actitud agresiva (no al menos al principio), sino que simplemente dejaban su territorio de origen y se establecían más al sur, en busca de condiciones y posibilidades mejores.
Entre los siglos IV-V d.C. la religión pagana propia de los romanos –constituida por múltiples dioses y diosas y llamada de ese modo por los cristianos, cuya religión abarcaba a un solo dios cuyo poder se transmitía principalmente mediante tres figuras importantes: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo- se va disolviendo en aras de cristianizarse. Incluso los bárbaros pasaron por ese proceso bautizándose.
Por lo general, a la Edad Media se le pone final en el año 1500, cuando la etapa llamada <<Renacimiento>> se abre paso primero por Italia y luego por el resto de Europa. Sin embargo, algunos historiadores defienden que el verdadero final de la Edad Media fue en el siglo XVIII, cuando ocurrieron tres hechos importantes que supusieron un cambio definitivo para la sociedad:
  1. La progresión de la ciencia. La investigación y sus instrumentos evolucionaron hasta ofrecer resultados de más precisión e inspiró sorprendentes avances.
  2. En perfecta armonía con el avance científico, la maquinaria era cada vez más avanzada y ventajosa. Se produjo una revolución industrial. → La primera máquina de vapor nació en Inglaterra en 1698.
  3. Las revoluciones políticas, en especial la Revolución Francesa, que supuso un importante cambio para Francia, Europa y el mundo en general. Acabó con el sistema político antiguo -el <<Antiguo Régimen>>- y con el sistema <<feudal>> que predominó en la Alta Edad Media.
Quienes emplearon el término de <<Edad Media>> para definir el periodo fueron los contemporáneos de finales del siglo XV y principios del siglo XVI, ya que veían la época en la que vivían como un periodo de transición, como un puente desde la Antigüedad hasta una edad moderna que rescatase elementos del mundo antiguo, ya que ellos lo tenían muy por encima de su propia época. Los poetas italianos -”humanistas”- en especial insistieron en esta idealización, ya que creían que el hombre tenía más cualidades de las que la cristiandad les dotaba, pues ésta siempre insistía en la imagen del ser humano pecador e imperfecto que luchaba contra su propia naturaleza para ser digno de Dios.
Resumiendo, la Edad Media es considerado un paréntesis entre dos eras superiores: la Antigua y la Moderna, la cual comienza con el “Renacimiento”, y tal y como indica su nombre estriba en renacer la Edad Antigua, el modelo más aproximado a la perfección según la percepción del hombre de la época.
Quienes rescataron la Edad Media de la consideración mediocre y transitoria fueron los escritores románticos del siglo XIX, que realzaron el periodo dotándolo de un encanto propio y una magia inusitada en sus escritos. Estos escritores eran enamorados de uno de los estilos artísticos más significativos de la época, el “Gótico”. Para los que consideran basta y fea la Edad Media, el goticismo no es más que un engendro de la época, pero los románticos demostraron una fascinación inexplorada por ese legado artístico del periodo. Ejemplo claro de ello es la novela “Notre Dame de París” de Víctor Hugo.
Así, mientras los ilustrados y los humanistas se esforzaban en propagar una imagen oscurantista y tétrica de la Edad Media, en el extremo opuesto los románticos trataban de esbozar un retrato dorado de la época. Sin embargo, ambas partes aciertan y se equivocaban si estudiamos a la Edad Media en su totalidad. Hubieron muchos aspectos negativos: explotación a la plebe, abuso de los nobles, la hegemonía de la Iglesia y sus inhumanos castigos a aquellos que no se ceñían a sus designios, hambrunas, numerosos pobres, supersticiones que los atemorizaban en exceso... Aún y todo, también tuvo facetas hermosas: caballeros, castillos, catedrales, el arte románico y gótico, el colorido, las festividades, el rango de las mujeres, que gozaron de una consideración más igualitaria en contraste a épocas pasadas... Y eso sin olvidar que la Edad Media fue el momento en que nació Europa. Porque en el Imperio Romano se desarrolló una civilización muy desarrollada pero que solo concernía al sur de Europa. Sin embargo, en la Edad Media el norte, el oeste y el este de Europa se integran a un modelo político y religioso común que asentará los cimientos de la civilización europea.
Los nuevos habitantes de la futura Europa se establecen en territorios que pasarán a ser naciones, y estás estarán gobernadas por una nueva figura de poder: el rey.
En lo que respecta al latín, la lengua por excelencia del Imperio Romano, sobrevivió y conservó su gran protagonismo. La influencia del latín fue más fuerte en el sur, donde la lengua evolucionó de distintas maneras en cada lugar, y al fin surgieron las llamadas “lenguas romances”: el francés, el italiano, el español, el portugués y el rumano. En el norte, sin embargo, conservaron su lengua de origen de manera bastante pura, aunque, por supuesto, con diversos préstamos del latín.

Lizz Villkatt



BIBLIOGRAFÍA:
-Le Goff, Jacques. La Edad Media explicada a los jóvenes. Paidos Ibérica, 2007.

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