El
periodo histórico denominado “Edad Media” viene inmediatamente
después de la “Edad Antigua” y precede a la llamada “Edad
Moderna”. Cuando alguien tiene en mente la Edad Media,
automáticamente se sitúa entre los años 1000-1500, sin embargo, es
una era que dura cerca de mil años, con lo cual su nacimiento ha de
situarse aproximadamente en el año 500. Con exactitud, comienza en
el año 476, cuando el último emperador de Roma es sustituido por
uno bárbaro llamado Odoacro. En esta fecha se sitúa la caída del
Imperio Romano, así como el final de la era Antigua.
Los
factores que determinaron el final de la Era Antigua no se deben a la
extinción del Imperio Romano. Más bien se debe a un cúmulo de
hechos que pedían a gritos una consideración dentro de un nuevo
ciclo en la historia. Algunos de ellos, como las invasiones bárbaras,
habían estado presionando desde mucho antes, pues los inicios de
estás incursiones datan en el siglo IV d.C. Llegaron primero del
norte (pueblos germánicos y otros pueblos del norte de Europa) y del
oeste (celtas), y más adelante se les sumaron los del este del
continente (húngaros y pueblos eslavos). La palabra <<invasión>>
tiene implicaciones violentas, pero la realidad es que éstos pueblos
no esgrimieron una actitud agresiva (no al menos al principio), sino
que simplemente dejaban su territorio de origen y se establecían más
al sur, en busca de condiciones y posibilidades mejores.
Entre
los siglos IV-V d.C. la religión pagana propia de los romanos
–constituida
por múltiples dioses y diosas y llamada de ese modo por los
cristianos, cuya religión abarcaba a un solo dios cuyo poder se
transmitía principalmente mediante tres figuras importantes: el
Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo- se va disolviendo en aras de
cristianizarse. Incluso los bárbaros pasaron por ese proceso
bautizándose.
Por lo general, a la Edad Media se le
pone final en el año 1500, cuando la etapa llamada <<Renacimiento>>
se abre paso primero por Italia y luego por el resto de Europa. Sin
embargo, algunos historiadores defienden que el verdadero final de la
Edad Media fue en el siglo XVIII, cuando ocurrieron tres hechos
importantes que supusieron un cambio definitivo para la sociedad:
- La progresión de la ciencia. La investigación y sus instrumentos evolucionaron hasta ofrecer resultados de más precisión e inspiró sorprendentes avances.
- En perfecta armonía con el avance científico, la maquinaria era cada vez más avanzada y ventajosa. Se produjo una revolución industrial. → La primera máquina de vapor nació en Inglaterra en 1698.
- Las revoluciones políticas, en especial la Revolución Francesa, que supuso un importante cambio para Francia, Europa y el mundo en general. Acabó con el sistema político antiguo -el <<Antiguo Régimen>>- y con el sistema <<feudal>> que predominó en la Alta Edad Media.
Quienes emplearon el término de
<<Edad Media>> para definir el periodo fueron los
contemporáneos de finales del siglo XV y principios del siglo XVI,
ya que veían la época en la que vivían como un periodo de
transición, como un puente desde la Antigüedad hasta una edad
moderna que rescatase elementos del mundo antiguo, ya que ellos lo
tenían muy por encima de su propia época. Los poetas italianos
-”humanistas”- en especial insistieron en esta idealización, ya
que creían que el hombre tenía más cualidades de las que la
cristiandad les dotaba, pues ésta siempre insistía en la imagen del
ser humano pecador e imperfecto que luchaba contra su propia
naturaleza para ser digno de Dios.
Resumiendo,
la Edad Media es considerado un paréntesis entre dos eras
superiores: la Antigua y la Moderna, la cual comienza con el
“Renacimiento”, y tal y como indica su nombre estriba en renacer
la Edad Antigua, el modelo más aproximado a la perfección según la
percepción del hombre de la época.
Quienes
rescataron la Edad Media de la consideración mediocre y transitoria
fueron los escritores románticos del siglo XIX, que realzaron el
periodo dotándolo de un encanto propio y una magia inusitada en sus
escritos. Estos escritores eran enamorados de uno de los estilos
artísticos más significativos de la época, el “Gótico”. Para
los que consideran basta y fea la Edad Media, el goticismo no es más
que un engendro de la época, pero los románticos demostraron una
fascinación inexplorada por ese legado artístico del periodo.
Ejemplo claro de ello es la novela “Notre Dame de París” de
Víctor Hugo.
Así,
mientras los ilustrados y los humanistas se esforzaban en propagar
una imagen oscurantista y tétrica de la Edad Media, en el extremo
opuesto los románticos trataban de esbozar un retrato dorado de la
época. Sin embargo, ambas partes aciertan y se equivocaban si
estudiamos a la Edad Media en su totalidad. Hubieron muchos aspectos
negativos: explotación a la plebe, abuso de los nobles, la hegemonía
de la Iglesia y sus inhumanos castigos a aquellos que no se ceñían
a sus designios, hambrunas, numerosos pobres, supersticiones que los
atemorizaban en exceso... Aún y todo, también tuvo facetas
hermosas: caballeros, castillos, catedrales, el arte románico y
gótico, el colorido, las festividades, el rango de las mujeres, que
gozaron de una consideración más igualitaria en contraste a épocas
pasadas... Y eso sin olvidar que la Edad Media fue el momento en que
nació Europa. Porque en el Imperio Romano se desarrolló una
civilización muy desarrollada pero que solo concernía al sur de
Europa. Sin embargo, en la Edad Media el norte, el oeste y el este de
Europa se integran a un modelo político y religioso común que
asentará los cimientos de la civilización europea.
Los
nuevos habitantes de la futura Europa se establecen en territorios
que pasarán a ser naciones, y estás estarán gobernadas por una
nueva figura de poder: el rey.
En
lo que respecta al latín, la lengua por excelencia del Imperio
Romano, sobrevivió y conservó su gran protagonismo. La influencia
del latín fue más fuerte en el sur, donde la lengua evolucionó de
distintas maneras en cada lugar, y al fin surgieron las llamadas
“lenguas romances”: el francés, el italiano, el español, el
portugués y el rumano. En el norte, sin embargo, conservaron su
lengua de origen de manera bastante pura, aunque, por supuesto, con
diversos préstamos del latín.
Lizz Villkatt
BIBLIOGRAFÍA:
-Le
Goff, Jacques. La Edad Media explicada a los jóvenes. Paidos
Ibérica, 2007.
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